lunes, 30 de julio de 2007

Sicilia


La isla se ha desplegado ante nosotros como el espacio de encuentro y batalla de culturas que ha sido y que la han impregnado de olores, colores, caos y belleza. Fenicios, griegos, romanos, árabes, normandos, aragoneses... dejaron su huella de crueldad y esplendor que ha permanecido hasta hoy para sobrecoger al visitante. La ola de calor que nos acompañó no fue motivo suficiente para desalentarnos más que momentáneamente. No obstante, el descubrimiento de las bebidas isotónicas como remedio frente a la deshidratación permitió aumentar nuestra resistencia y elevar el ánimo considerablemente cuando el desfallecimiento aparecía aplastante. Ahora el recuerdo del calor es apenas recordado, desplazado por la memoria de lo bello.

Sin duda la huella helenística y romana nos plantean la cuestión de los avances y retrocesos a lo largo de la historia de la humanidad. Cuando el equilibrio ha trascendido la arquitectura y nos envuelve y fascina después de dos mil años...
cuando la expresividad que el artista desconocido impuso a los mosaicos destinados a ser el suelo por el que caminaban los poderosos se anticipa al renacimiento...

cuando los personajes femeninos se mueven libremente por el espacio y practican deportes que nos hacen imaginar la posible independencia que disfrutaban estas mujeres y todo esto desde la modernidad más absoluta...

uno vuelve a dudar si no está todo ya inventado.

Pero sobre la Sicilia de la serenidad y el equilibrio arquitectónico de Segesta, el Valle de los Templos, Selinunte y la Villa Romana del Casale, Monreale normanda y bizantina,

y su equivalente barroca de Noto,
domina la Sicilia caótica y abrumadora, a veces desasosegante y a veces hilarante, de Palermo y el Mediterráneo, la ropa tendida en los balcones,

las carreteras, las calles, los cruces, las líneas continuas invisibles, las señales de Stop colocadas a título meramente orientativo, las bodas, la religiosidad naïf de neón, flores de plástico y estrellas de papel de aluminio en las esquinas,

la pasta servida con los mejores frutos del mar, los deliciosos helados y “granite” que saben más a fruta que la fruta, los efebos con su elegancia soberbia, morena y masculina, el café “ristretto” restringido a la mínima expresión y el máximo sabor, el refrescante vino blanco con su toque espumoso, la costa recortada que abalanza su geografía imponente sobre el mar,

los bañistas para los que no supone ningún problema la escasez de playas, y Cefalú, las calles de Cefalú, que como en un sueño, se precipitan hacia el mar protegidas por su catedral en busca de esa playa irreal cuyo recuerdo estoy seguro me confortará y ayudará a evadirme en los momentos tórridos, redundantes y prescindibles que sin duda me deparará el próximo año.

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martes, 17 de julio de 2007

Barcelona



Como dice mi amiga M., las fotos de estos cuatro días compartidos en Barcelona nos traen a la mente tanto lo vivido como lo que nos hubiera gustado vivir que no vivimos. Sin duda me quedo con la realidad vivida más que con el deseo no realizado. Tengo claro que para bien o para mal las cosas nunca suceden como uno imagina, y en este caso yo creo que ha sido para bien. Compaginar metas profesionales y personales, aún siendo uno de los alicientes que yo todavía sigo albergando, no siempre es fácil. Poder hacer compatibles las relaciones humanas y las metas profesionales suele ser problemático, porque siempre hay alguien que se encarga a conciencia de despertar en ti los más viles sentimientos escondidos y de anular cualquier resquicio de humanidad correspondida. Aún así, no sé por qué, yo siempre suelo dejar espacio a la sonrisa. En esta ocasión, el correspondiente intento de boicot nos quedó muy lejos y lo que más nos llenó fue la fluidez con que cada uno y cada una de los cuatro que hemos compartido apartamento en El Raval hemos sabido encontrarnos y convivir.



Además yo he aprendido que las cerillas pueden servir para algo más que para encender el calentador, que los chicos que no se lo trabajan no merecen que seamos condescendientes con ellos, que las chicas malas son las que más me gustan, que la rumba catalana sigue siendo allí una institución, que de la mezcla de culturas siempre nace algo hermoso, y que Barcelona es un crisol que está sabiendo armonizar mejor que ninguna otra ciudad del Estado su riqueza y su complejidad social. He descubierto que existen más Barcelonas de las que conocía e imaginaba. Y con mis chicas malas las he disfrutado tanto... El verano ha comenzado para mí cuando nos escapamos del Congreso y conquistamos la playa, y nos dejamos conquistar por los Adonis que la poblaban. A partir de ahí, más allá del Deseo que nos hace humanos/as y nos recuerda que estamos vivos, fuimos descubriendo la vida en los abuelos que hacen picnic en la playa, en los músicos callejeros, en los niños cicloturistas y en los que aman a los animales, en las prostitutas que nos ofrecían sus servicios, en las tiendas de diseño, en las rebajas, en la Plaza del Rey, en la Rambla del Raval... No fue nada difícil formar parte de ese crisol, dejarnos penetrar por su exotismo urbanita y disfrutar cada minuto sabiendo que sería irrepetible y que la compañía estaba siendo inmejorable...

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domingo, 8 de julio de 2007

Amiga



Hay amigos que no necesitas ver o con los que no necesitas hablar a diario para saber que están ahí. Los encuentras cada 3 meses y sientes como si os hubierais visto ayer mismo. Y sus palabras y sus gestos siguen sintiéndose muy cercanas.
Carol es de esas personas únicas, irrepetibles, especiales, que un día encuentras y rápidamente percibes esa afinidad que sólo sientes con algunas personas. Su pasión y su vitalidad no se han visto mermadas por el sufrimiento que le ha tocado vivir. Al contrario, la encuentro cada día más sabia, más bella, más enérgica.



El otro día me invitó a conocer su casa y la ciudad donde vive. Paseamos y hablamos durante varias horas sin parar. Compartimos inquietudes, miramos las respectivas vidas desde la perspectiva del otro, nos comprendimos, enriquecimos nuestros puntos de vista. Me abrió las puertas de su casa y me mostró las calles por las que camina a diario, los rincones, los lugares de ocio.

Aún no llevo en esta ciudad dos años, sin embargo me siento cada vez más afortunado y rico a pesar de la penuria económica a la que me aboca mi precario empleo. No es fácil tener cerca a seres humanos excepcionales, de esos que regalan sonrisas y abrazos del tipo que ya he comentado anteriormente. Gracias Carol por tu calidez, por tu sensatez, por tu sensibilidad, por tu encanto.

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jueves, 5 de julio de 2007

Resistencia

"Lo que no pudieron perdonarle, aquello por lo que lo metieron en prisión sin que el poderoso señor de Bragadin pudiera rescatarlo, lo que de verdad era peligroso y constituía un crimen y un pecado a los ojos de las autoridades era una cosa bien distinta; no se trataba de sus actos, de los delitos o de los errores que hubiese cometido, sino de su manera de comportarse, de su manera de ser. “Era imposible que me perdonaran”, pensó, comprendiéndolos, y se encogió de hombros. Porque el mundo exigía orden y consentimiento, rendición a regañadientes, sumisión incondicional a las leyes divinas y humanas. Pero dentro de él, de manera arraigada y terrible, ardía la llama de la resistencia; y eso no podían perdonárselo."
Sándor Márai
El amante de Bolzano



Cuando las tropas enemigas están ocupando el espacio de la dignidad, una actitud saludable es la de resistencia. Cuando las opciones son limitadas, al menos salvar los muebles de la autoestima. No sé si moriré de pie, pero mi intención es mantener la cabeza bien alta. Frente al desequilibrio y la desproporción del contrincante, la perspectiva y la serenidad del atacado. Me estoy fabricando un escudo de sensatez a la vez que intento encontrar una salida digna. ¿A quién se le ocurriría aquello de poner la otra mejilla? ¿En qué mundo vivía?


Recientemente he conocido a personas que viven sitiadas por la ignominia. Seres que no pierden la sonrisa en medio del naufragio. La sonrisa no puede ser gratuita. Debe regalarse sólo a quien la merece. Pero es un bálsamo que mantiene los lazos con el fragmento del mundo que se mantiene en pie y que nos nutre. Hay sonrisas que hacen temblar el mundo. Y hay abrazos que nos conectan con la vida y nos llenan de energía. Uno no sabe muy bien por qué pero elige seguir adelante.


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lunes, 2 de julio de 2007

Sin documentos


La resaca del Europride me ha dejado agotado física y psicológicamente. Estos días festivo-reivindicativos me han regalado, como suele suceder, luces y sombras, alegrías y pérdidas, encuentros y desencuentros. Una sucesión de momentos gozosos donde he podido compartir la alegría con Vulcano, Nat y su pandilla (JH, Miguel y compañía), he conocido el sutil encanto de Gatchan... me he reencontrado con Ekiots y Mugalari, tan divertidos y majetes como siempre... A David me encantó conocerlo y que conste que no me gesté una mala imagen de él... me gustó mucho poder verlo en su salsa fotografiando antenas y fragmentos de la realidad. Ilustres andaluces como Enis, Carlitos Sublime y Chema también estuvieron festejando con nosotros, y uno ya les va cogiendo cariño y viéndolos como de la familia. Mi granadina más querida Ester, me regaló momentos especiales en la mani y en la noche, me encantó que pudiéramos hacer hueco y el esfuerzo necesario para coincidir. También conocimos al núcleo más joven de enlaces de nuestro cronista oficial Enis, con quienes compartimos risas en un Starbucks, y a Sergio, un encantador italiano de Verona que ya estoy deseando que nos haga de guía por su ciudad un día de estos para sacarle el jugo (a la ciudad, me refiero) que no le pudimos sacar en su momento.

Sin embargo la noche del viernes se torció cuando, mientras bailábamos en Vázquez de Mella y a la vez nuestros ojos disfrutaban de la vista de sus habituales go-gós, los carteristas hicieron su agosto y me dejaron lo que se dice desnudito. Desde entonces ando recomponiendo mi identidad perdida, y aunque supe desdramatizar y no permití que el suceso me amargara la noche y los días siguientes, hoy lunes me ha caído como una losa mi estatus sobrevenido de sin papeles. Pérdidas materiales que en este caso son subsanables pero que me han dejado con una extraña inquietud y turbio interiormente. Resulta curioso constatar qué fácilmente se puede venir abajo nuestra aparente solidez. Por supuesto El Ogro también ha puesto su granito de arena para amargarme el lunes, aunque el viernes se empleó a fondo para minar mi habitual entusiasmo... y su mirada desasosegante me resulta verdaderamente insoportable. La querría lejos, no le deseo sufrimiento, sólo saberla lejos... que no me salpiquen sus caprichos, sus arbitrariedades, sus desafortunadas decisiones, su ignorancia, su inhumanidad.

El afecto de Vulcano, de Marisita ahí al lado diariamente a pesar de la distancia, el sutil e incondicional compañerismo de mis vecinas de oficina... me salvan de la debacle. Y voy reconstruyendo el álbum de imágenes, besos, caricias, deseos, eslóganes y frivolidades del fin de semana. Cuando nos acercábamos a la manifestación, se me erizó el vello, estas concentraciones donde reivindicamos nuestros derechos siempre me emocionan, a pesar de la mercantilización y el espectáculo, no puedo evitarlo, revivo mis años de militancia más activa, el momento en que la ley que nos equiparó se aprobó y nos besamos en Colón con el BOE en las manos, atrás quedan tantos años en el armario, tristes manifestaciones a las que acudíamos cuatro, y tantas reuniones infructuosas e interminables en Granada en las que no sospechábamos el cambio que se nos avecinaba y al que estábamos contribuyendo...

Este año me he acordado mucho de todos aquellos que aún no han accedido a los derechos que nosotros empezamos a disfrutar, de los que aún viven inmersos en una sociedad que promueve mayoritariamente la vergüenza, cuando no el odio y la violencia, hacia los diferentes. Me asusta que caigamos en la complacencia y que nos olvidemos que somos una isla de relativa tolerancia en medio de un mar de homofobia. Hechos como el abucheo a Marta Sánchez cuando pretendía leer el pregón en inglés rebelan nuestro egocentrismo y falta de perspectiva.



No quiero cerrar los ojos a esta realidad. No es justo que nos acomodemos cuando lo que hemos conseguido ha sido gracias al esfuerzo de mucha gente que ha pagado su precio en su momento para conquistar libertades para todos. Ahora les toca a los demás. Y se me ocurre una manera de contribuir a sostener a los que lo están pasando peor. Amnistía Internacional ha puesto en marcha una campaña contra la homofobia del gobierno polaco. Yo ya la he suscrito, así que os invito a hacerlo a través de este enlace, sólo os llevará un minuto...

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