Taxonomías
Gracias a mi trabajo en estos últimos años yo creía disponer ya de una taxonomía bastante elaborada de personas y personalidades. Sin embargo la vida me viene sorprendiendo últimamente y demostrando que al ser humano nunca se le acaba de conocer del todo, ya sea en términos generales o en la persona de tu pareja, tu jefe o de uno mismo. Los giros que la vida va marcando nos van revelando nuevas facetas hasta entonces desconocidas, propias y ajenas, nuevas reacciones, emociones o deseos. Así, tu anhelo hippie de paz y amor universales de repente se transforma hoy en deseo de ver lo más lejos posible a El Ogro, y más aún, mañana reconocerás tu oscuro deseo de que El Ogro sufra al menos tanto como él te hace sufrir a ti, o de que sea víctima de algún desgraciado accidente que al menos le inhabilite por un tiempo para seguir humillando y despreciando a sus congéneres. Así va descubriendo uno su propia humanidad y sus propias aristas, y cuán costoso es alcanzar el estado de equilibrio cuando se topa con la cruda realidad del trabajo, la convivencia o la decepción. Así también descubres tu ira y tu vehemencia incontrolada y traicionas tu imagen pública de “balsa de aceite”, cuando empieza a aflorar ese desconocido e inquietante deseo de destrucción, de violencia, de huida hacia adelante a través del caos.
El trabajo de ir retomándose desde las profundidades y volver al reencuentro con el otro es arduo pero posible. Se agradecen los gestos cotidianos que como un algodón van curando las heridas que generan el terrorismo doméstico de lo arbitrario o lo irrespetuoso. Así, junto a los gritos y el avasallamiento brillan con más luz si cabe las sonrisas, los agradecimientos, los besos, las miradas, el afecto transmitido en un leve apretón, los abrazos...
La observación más o menos desapasionada del comportamiento de El Ogro en los últimos días me ha enseñado el alcance de su necesidad de sacar partido al poder que le ofrece su posición en la cadena jerárquica. El capricho y el atropello son utilizados como elementos que articulan y ponen de manifiesto la relación de poder. Y a través del abuso de poder se canalizan sus complejos, carencias y sumisiones no superadas, llegando a alcanzar cotas verdaderamente enfermizas.
Ahora más que nunca necesito a diario oxigenar mi mirada y mantenerme en el lado de la salud y la serenidad. Y miro hacia un horizonte de futuro más cálido y justo que sé que nadie me va a regalar.
Etiquetas: personal