Confesiones
Como no podía ser de otra manera, perder a mi abuela ha sido como toparme de bruces con la vida y con la muerte, con las raíces, con la familia, ir a lo esencial y ver con claridad la gente que de verdad quieres y que de verdad te quiere... en definitiva, encontrarme con los sentimientos en estado puro desbrozando la vida de lo anecdótico que tantas veces nos lleva a perdernos. En este estado es más fácil ser honesto conmigo mismo. Así que aprovecho para confesarme.
Confieso que creí haber soltado amarras y estaba más amarrado que nunca a la seguridad, a la comodidad. Ha hecho falta alguien que me conoce bien y que me quiere de una forma muy especial para recordarme que me estoy volviendo un hombre gris. Uno de esos hombres de gris que recorrían las calles del libro de Michael Ende. O siguiendo con este autor de adolescencia, me estoy acercando peligrosamente a “la Nada” de su historia interminable, y me expongo cada vez más a ser engullido por ella. Ahora me toca romper con la mediocridad, con mi vida fácil. Pasar página. Poner un punto y aparte. Saltar. Espero no quedarme en las palabras una vez más.
Etiquetas: personal
4 comentarios:
Mucho ánimo. Adelante, lo has hecho antes y lo volverás a hacer.
Porque no eres gris y siempre has corrido más que la nada.
Un fuerte, fuerte abrazo...
gracias argax ;)
abrazos fuertes tambien para ti
Llego tarde (dos meses), pero yo también te deseo mucha suerte en el camino.
¡Un beso!
Gracias Luigi!
muchos besos
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio