Impaciencia
La tempestad ha bendecido mis despertares marítimos.
Más ligero que un corcho he bailado sobre las olas
a las que llaman rodadoras eternas de víctimas,
¡diez noches, sin añorar el ojo memo de los faros!
Rimbaud, El barco ebrio
Quienes agotan nuestra paciencia conviven a veces junto a nosotros. Conocen nuestros límites y saben cómo aproximarnos a ellos. Despiertan la ira dormida y nos hacen estallar. Otros se aprovechan de su posición de poder para provocar sabiendo que una respuesta proporcional tendría un coste demasiado alto para el subordinado. Y los hay que siembran la semilla de la inquietud sabiéndose a cubierto de cualquier reacción indecorosa. La tormenta exterior e interior te sacude y no sabes por qué flotas, pero el hecho es que flotas.
3 comentarios:
y lo peor es la impotencia algunas veces...
Y lo mejor, que flotas, a pesar de los pesares...
Besos
Tendrás que buscar un contenedor, como ese de las pilas, en el que ponga GENTE TÓXICA y depositar ahí a ese capullo.
Lo siento, te diría otras cosas más elaboradas en un lugar agradable, delante de un café. Pero... después de leerte en varias ocasiones cosas parecidas, es lo que me pide el cuerpo.
millones de besinos
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