jueves, 12 de octubre de 2006

Tractatus II

“El amor es continua apetencia, y si no estás insatisfecho, no hay amor”.
“El poderoso amor (...) es siempre ausencia”.
De repente todo empezaba a cobrar sentido.
Yo también pensaba que “el verdadero amor nunca se parece a su imagen”, pero... ¿sería posible que finalmente llegara a coincidir con la representación que uno anhela? Pero si “el amor es siempre un paso más”, entonces ¿se alcanza? ¿O sólo unos instantes en mitad de un sueño fugaz?
La respuesta la encontraba unos versos más abajo...
“eres, al fin, el nombre de todos los deseos”.
Toda mi frustración cobraba sentido al saber que formaba parte del camino.
Recuperaba la certeza de que estaba en la buena dirección. Recuperaba la serenidad perdida.
El amor se vuelve sagrado tras la pérdida, se convierte en “dios de muertos”.
Pero yo me siento más vivo que nunca... ¿entonces?
¿Quizás seguir caminando entre las espinas y los pétalos, abrigando la herida y floreciendo en el beso inesperado?

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