lunes, 24 de septiembre de 2007

Londres

Visitar Londres en soledad ha sido una experiencia positiva que me permitido conjugar lo lúdico y lo profesional. Mi lado inhibido se resistía a interactuar con los no-castellano parlantes. Mi lado aventurero se arrojaba a la calle ávido de pintas de cerveza y de mezcla intercultural. Al final, como casi siempre que uno viaja, en especial si hay momentos para estar con uno mismo, estos días han sido un espacio para encontrarme en particular y para el encuentro en general. Perezoso en la interacción con los colegas, y más decidido cuando el sol se ponía, la ciudad me ha mostrado un lado desconocido para mí hasta ahora de sus habitantes.


Por supuesto he podido disfrutar de momentos de serenidad y maravillosa soledad en Hyde Park, que para mí es un espacio recurrente cuando estoy en este lugar, ese pulmón sensorial que permite integrar todo lo demás que uno va viviendo.



Luego está ese Londres futurista que me ha fascinado...

...y ese Londres que aspira a ser vanguardista sin dejar de ser Londres y que me ha sorprendido.

Y por supuesto ese Londres casi irreal, de tan perfecto, decorado de película que me recuerda a las atmósferas de David Lynch, como si algo no cuadrara, como digo, porque no es posible que una simple calle sea tan armónica, tan perfecta, tan pura.

Pero como decía, lo que más me ha gustado es encontrar seres humanos que, como no podía ser de otra manera, vibran como nosotros, se divierten casi como nosotros, y ríen casi como nosotros. Y sobre todo, dejar de sentirme anónimo por unas horas, saber que es posible encontrar seres que en medio de la multitud dejan aflorar su humanidad, regalan sonrisas, comparten calidez, dejan entrever su corazón.

Etiquetas:

Locations of visitors to this page